El italiano Paolo Troilo pinta autorretratos con una única herramienta: sus dedos. No emplea pinceles ni paletas y el blanco/negro son sus dos únicos colores de referencia. Para crear sus obras de gran tamaño sólo necesita empapar los dedos en acrílico y acariciar el lienzo o lanzar la pintura en pegotes. El resultado, figuras llenas de expresividad, expresiones faciales extremas y cuerpos en tensión que transmiten dolor, desgarro y dramatismo en movimiento. Le agradecemos que tras trabajar como director creativo en Saatchi & Saatchi y Arnold Worldwide se lanzara de cabeza a la pintura figurativa. ¡Bendito caos!
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