Durante décadas la ciudad de Shanghai estuvo congelada en el tiempo. La actitud pasiva de las autoridades locales hizo que la ciudad se quedara atrasada y anticuada, incapaz de satisfacer las necesidades de la población.
Con el auge de la ciudad de Pekín y el rápido crecimiento de ésta, Shanghai decidió recuperar el tiempo perdido y de un día para otro empezó a modernizarse. Se demolieron barrios enteros, se desplazó a miles de personas y se destruyó un patrimonio arquitectónico ya irrecuperable.
En aquel momento el fotógrafo canadiense Greg Girard vivía en la ciudad y decidió coger su cámara y documentar la transformación brutal que estaba viendo ante sus ojos. Con exposiciones largas en la noche, Girard fotografió los hogares y montones de edificios demolidos con horizontes futuristas que asomaban en la distancia abandonados. Dos versiones de la ciudad peleaban por ocupar el mismo lugar.
“Phantom Shanghai” es el nombre con que se identifica este gran trabajo de Girard.