El artista estadounidense Josh Keyes centra su obra en escenas que observan el mundo al borde de la destrucción. Sus pinturas a menudo se centran en osos polares y tiburones, una especie que al ritmo que vamos perderá su casa. Animales colocados en escenarios que sugieren una existencia post-humana, como un par de caballos que luchan frente a un barco varado o un oso pardo solitario mirando por encima de una metrópoli aparentemente vacía.
Pinturas hiperrealistas y a su vez manifestando un eco-surrealismo que incorporan graffitis en lugares poco probables. Una clara alusión al ego de los seres humanos por dejar su marca.
Un trabajo que recuerda mucho al de Kevin Peterson.