Conociendo la historia de Detroit, sabemos que es un ciudad en bancarrota, con una tasa de desempleo altísima entre sus habitantes, con los indices de criminalidad por las nubes, con barrios y edificios completamente abandonados o medio derruidos. Con este panorama la imagen de la ciudad del motor queda dañada.
Por la noche, cuando lo que queda de ciudad duerme, estos problemas se acentúan. Las calles están vacías, barrios enteros a oscuras sin alumbrado público, personas sin hogar protegiendose del frío en cualquier rincón, con una insuficiente seguridad policial debido a los recortes públicos. Un clima perfecto que no dudan en aprovechar los delincuentes para robar o ajustar cuentas.
El fotógrafo chileno Camilo Jose Vergara (del que ya hablamos hace unos días) ha dado un paseo con su cámara por estos lugares tan poco alentadores. Cierto es que no se ha jugado mucho el pellejo haciendo estas fotografías, pero sus imágenes transmiten una sensación de calma tensa y miedo.