La artista rusa Vera Shimunia comenzó su práctica en el bordado allá por el año 2015. Para Vera es su medio perfecto porque requiere menos paciencia que el punto de cruz y más emocionante, en su opinión, que la pintura. La artista con sede en San Petersburgo es autodidacta y trabaja imaginando que la aguja es como un pincel. Los colores, amaneceres y cielos de sus trabajos están hechos a mano y son del tamaño de la palma la mano. Aunque Shimunia utiliza una paleta de colores unificada sobre una pequeña superficie, ella distingue diferentes elementos del paisaje usando varios estilos de puntada y nudo, así como fibras delgadas, gruesas e incluso tridimensionales. Podéis ver más de sus bordados en Instagram.
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