Hace más de dos décadas que el fotógrafo Travis Jensen se mudó a San Francisco con una bolsa llena de ropa, su skate y 800 dólares en el bolsillo.
Como él mismo reconoce es un enamorado de la ciudad donde vive. Le gusta todo lo que le rodea, sus habitantes, las vistas urbanas, los sonidos, los olores, rarezas, etc… No es capaz de imaginarse vivir en cualquier otra ciudad.
Su fotografia es justamente eso, una miscelánea de gente rara, situaciones curiosas y sobre todo espontaneidad.
Un fotógrafo al que seguirle la pista.