La rumana Flavia Pitis nos trae unas pinturas de esas que te hacen dar un respingo en la silla. La incomunicación y el aislamiento ‘adornan’ su obra, así como la soledad, un estado que enfatiza con la técnica del claroscuro. Los protagonistas de sus pinturas se encuentran en habitaciones sin luz natural en las que se perfila una presencia misteriosa. “El centro de mi obra es la memoria. Creo que es fascinante la forma en que filtra sus propios recuerdos, cambiando constantemente, moviéndose con facilidad atrás y adelante en el tiempo”, destaca Pitis. Especialmente inquietantes son las sombras proyectadas por las figuras humanas y los destellos. Sin duda, un trabajo para ver con la luz encendida.
Vía Cóctel Demente