Amanda Elizabeth Joseph llega desde Columbus (Estados Unidos) dispuesta a revolveros el café de media mañana. Las mujeres son las protagonistas de sus pinturas al óleo y aparecen con la piel en estado de putrefacción, como metáfora de las imperfecciones de nuestro interior. Los personajes de Joseph sacan sus miserias a relucir a través de la piel y de unas miradas tristes y descaradas, enfrentándonos al clásico ‘no es oro todo lo que reluce’. El uso de glitter para representar las heridas es una crítica a cómo escondemos la cruda realidad tras la brillantina. Seguramente hayas hecho scroll varias veces porque estas pinturas fotorrealistas de Joseph desprenden una asquerosa ternura digna de contemplar en bucle.
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